El vicesecretario general de Política Autonómica y Local del PP, Javier Arenas, ha preguntado al secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, cuál es la reforma de la Constitución que propone y ha afirmado que sabe por que no la dice y es que su propuesta es la misma que la reforma de Pascual Maragall y José Luis Rodríguez Zapatero, «el federalismo asimétrico».

Así se ha pronunciado Arenas durante su intervención en la apertura de la II Escuela de Otoño del PP de Sevilla, que se ha celebrado en Carmona, donde el dirigente popular ha preguntado a Sánchez cuál es la reforma que propone de la Constitución. En este sentido, ha cuestionado al líder de los socialistas es por qué no la dice, aunque el ‘popular’ ha señalado que él sabe por que no lo hace y es que es la misma reforma de la Constitución que propusieron el expresidente de la Generalitat Pascual Maragall y el expresidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero, «el federalismo asimétrico», que lleva a que los españoles «dejen de tener los mismos derechos», para que haya «españoles de primera y segunda».

Arenas, convencido de que el resto del PSOE español no acepta la propuesta de Sánchez, se ha referido al «simulacro independentista» del pasado domingo que se hizo en Cataluña. «La mayoría de los catalanes, que sí votaron la Constitución, no se han prestado a este simulacro», ha afirmado, al tiempo que ha apuntado que la mayoría de los catalanes «han dado la espalda a este proceso ilegal».

De otro lado, Arenas ha resaltado que el PP tiene un modelo para el país, basado en la Constitución y el estado de las autonomías, modelo en  el que los españoles tienen los mismos derechos «vivamos donde vivamos». Es un «modelo de progreso y futuro», ha añadido.

Volviendo a Cataluña, ha considerado que sería «bueno» que el presidente Artur Mas y su gobierno «se dedique a resolver los problemas de los catalanes», pues lleva toda la legislatura «en el intento de romper España sin dedicarse a los problemas reales».

En este contexto, Arenas ha criticado la «ambigüedad» del PSOE y ha señalado que con su propuesta de reforma de la Constitución «da un balón de oxígeno a los independentistas».

Arenas ha asegurado que el PP siempre se ha mostrado «dispuesto a hablar de todo», pero siempre «con la ley y el Estado de Derecho», pero «que se diga qué se quiere formar y, por supuesto, hay que hablarlo con todos, con todas las comunidades autónomas», ha añadido. «No vamos a dejar al margen al resto de españoles», ha garantizado. Ha apostado por buscar el máximo consenso y el diálogo, pero con «la ley, el Estado de Derecho, la Constitución, mesura y tranquilidad», y dejando de lado las posiciones radicales, que «no observan las consecuencias».

De otro lado, Arenas ha abordado la recuperación económica y ha indicado que «por supuesto» que se está saliendo de la crisis, apuntando que hace años se hablaba de rescate, de que «nos echaban del euro», y se ha pasado a que España es el país que más crece de la Unión Europea. Por ello ha llamado a estar «orgullosos» de haber afrontado «con solvencia» la «terrible» del socialismo de Zapatero, al que Sánchez «se parece mucho». Sin embargo, ha afirmado que, aunque el PP puede estar «orgulloso», «no podemos estar satisfechos mientras haya españoles en desempleos y familias que lo pasan mal».

En este sentido, Arenas ha señalado que el PP «es un gran partido español y reformista.  «Cada vez que hemos podido hemos bajado los impuestos; reformado la educación, bajando el abandono escolar; hemos llevado a cabo la reforma laboral, creándose empleo; las pensiones suben todos los años», ha enumerado, al tiempo que ha asegurado que «estamos pendiente de terminar la reforma la administración pública y la gran reforma fiscal».

Aunque la izquierda se «incapaz» de reconocerlo, «hemos mantenido la sanidad y la educación, saneando ambos sistemas», por ello ha destacado que el PP «no puede aceptar lecciones de superioridad moral sobre políticas sociales del PSOE, cuando ponen en quiebra los sistemas de educación y sanidad».

Arenas ha abordado otro aspecto que ha marcado la legislatura, «la más difícil de la democracia», junto a la crisis económica «más importante la historia reciente» y el intento independentista catalán, el distanciamiento de los ciudadanos en relación con sus representantes por los casos de corrupción.